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domingo, 13 de abril de 2008

La participación ciudadana, una materia a reflexión.


A pesar del momento dulce que vive en este momento la democracia a nivel mundial, bien es cierto que continúa existiendo una insatisfacción creciente en el funcionamiento, como señala entre otros el profesor Joan Subirats (Universidad Autónoma de Barcelona). Ese descontento se manifiesta en un sentido de apatía, desinterés, creciente apoyo a opciones políticas antisistema, abstención y una actitud reivindicativa plenamente activa; al mismo tiempo que se demanda” más interés, otros procedimientos de participación, mas allá de los propios de la democracia representativa”, como indican los profesores Maria Jesús Funes y Jordi Monferrer (Uned).


Efectivamente, ese planteamiento de insatisfacción es una realidad pues no hay mas que ver las cifras de los informes Juventud 2004 o 2006 en donde se pone de manifiesto el interés de nuestra juventud en participar, tanto en cuestiones sociales, como religiosas, sindicales y políticas. La participación salvo en la elección de nuestros representantes en el gobierno es muy baja.
¿Los datos reflejan la realidad o a caso hay otra participación que no se recogen en los mencionados informes?. Reflexión que hace el profesor Subirats y que en este sentido comparto junto a la reflexión que hacía el presidente del Consejo Nacional de la Juventud Mario Esteban, al referirse a la búsqueda en uno de los buscadores mas potentes de Internet “..Basta para comprobar que la participación juvenil genera noticias, concretamente 1.227 entradas en la sección de noticias de Google un día cualquiera de febrero…”. Pero, claro en la gran mayoría de los casos no es noticia lo que hacen esos jóvenes no tiene cabida en los medios de comunicación de masas, no nos enteramos por tanto de lo que ocurre. Comentaba Mario Esteban con todo ello que hay una parte de verdad en esa escasa participación de los jóvenes, pero “hay una parte de leyenda urbana y un elemento de necesaria reflexión crítica”. Y en este punto coincidimos con el profesor Subirats cuando señala que lo que se trata es de mejorar lo que tenemos, sin “poner en duda sus parámetros esenciales”, es decir el poder representativo elegido en la urna, así como las vías de control legítimamente constituidas. Como dice el Presidente del Consejo de la Juventud: “Es cierto, las personas jóvenes participamos poco a través de los tradicionales mecanismos de participación ciudadana del sistema democrático. Votamos poco, no nos resulta atractivo acercarnos a las urnas una vez cada cuatro años para elegir a nuestros representantes o de vez en cuando para emitir una opinión…”.
Críticas y reflexionesEn cuanto a la críticas que se producen a la hora de tratar la participación en su forma global coincidimos que serían las relacionadas con los representantes elegidos en las urnas, aunque también es cierto que las vías de reelección existentes separan mas que acercan a los representados. También se pueden incluir los propios canales de representación que vienen a ser como un “cheque en blanco” para los políticos, son canales rígidos. También mencionar como problemas en la participación el monopolio de los partidos políticos y la dificultad a la hora de personalizar las opciones.
Al miso tiempo, se detecta una mayor exigencia en relación con la acción política, descontento y desconfianza hacia los representantes políticos en amplios sectores de la sociedad (véase el último informe Juventud 2006, como ha crecido entre la juventud esa desconfianza). Una exigencia claro está debido al mayor nivel educativo de nuestros ciudadanos, lo que lleva a que se cuestione el procedimiento y a los mismos políticos.
Las alternativas, en opinión del profesor Subirats, serían: Aumentar el poder de decisión de los presidentes (tipo Fujimori o Berlusconi), modificar los sistemas tradicionales de representación, mejorar los canales de comunicación entre los representados y representantes, establecer un ámbito de consulta, concertación con asociaciones y grupos; así como poner en marcha instrumentos de democracia directa o de participación en las decisiones del conjunto de ciudadanos.
Se tienen que abrir nuevas vías participativas que permitan la intervención del conjunto de los ciudadanos en los asuntos públicos. La palabra democracia, que quiere decir deliberación, reflexión y conocimiento sobre lo que hay que hacer, y si se quiere que la gente participe y entienda las limitaciones de la acción de gobierno, hace falta que se creen marcos de debate y decisión que faciliten esta labor complementaria, pero necesaria de los ciudadanos decidiendo al lado mismo de las instituciones.
Con todo, es deseable un aumento de la participación ciudadana en las decisiones públicas. Para ello, habrá que demostrar que la participación y la eficiencia son complementarias, contra los que piensan lo contrario; perder los miedos y abrir los debates a la ciudadanía, discutir y compartir costes, beneficios, alternativas y soluciones. También habrá que buscar nuevos instrumentos, vías o recursos de participación.
El uso de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación deben abrir esas nuevas vías de participación, debe ser una herramienta al uso y no un mero escaparate propagandístico. Trabajar con las nuevas tecnologías con vistas puestas en construir el viejo ideal de la democracia directa, pensando al servicio de qué concepción de la democracia las ponemos, como nos indica el profesor Subirats.
Por último, el artículo 9.2 de la Constitución Española establece que corresponde a los poderes públicos facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social. El mecanismo tradicional de las democracias participativas son los procesos electorales y los referéndums. Ahora bien, estos mecanismos se encuentran con dos límites que hacen necesaria la reinvención de nuevos componentes que profundicen en la capacidad de participación de la ciudadanía: las consultas de los procesos electorales son excesivamente puntuales y no permite la participación en todos los aspectos de la sociedad, sino únicamente en la elección de representantes políticos; y el segundo de los límites es el los representantes públicos no responden en muchos casos a las preocupaciones expresadas por las personas representadas. El actual sistema de democracia representativa tiende a la generación de una agenda política que no siempre refleja la agenda social que está presente en la calle y en las organizaciones.

Por último, recogemos las palabras del Presidente del Consejo Nacional de la Juventud, Mario Esteban en relación a la participación y la juventud, que decía: “… reclamamos darle la vuelta al tópico sobre la apatía de los y las jóvenes y convertirlo en un tópico que refleje de manera positiva lo que representamos los y las jóvenes y que por supuesto tenga su parte de verdad y de leyenda urbana, claro”.

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