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martes, 1 de noviembre de 2016

No le deis un pez, enseñadle a pescar


Ojeando Imaginem, una revista publicada por el entonces INEM a finales de los ochenta y principios de los noventa, he encontrado una entrevista que le hizo Pablo Di Masso al ilustre José Luis Sampedro en 1990. En esa entrevista, Sampedro desconfiaba de todas aquellas cosas tuteladas por el estado y las instituciones. Sin embargo, decía igualmente que: “apoyo todo lo que se haga para ayudar a la gente a que lo haga ella. Es la vieja historia de… no le deis un pez, enseñadle a pescar”.  
Sampedro relacionaba la artesanía (pasado) y las nuevas tecnologías (futuro) porque “el uso de una tecnología avanzada satisface muchísimo menos como capacidad creadora que el uso de una artesanía”. Para Sampedro, el artesano está mucho más en contacto con la materia, depende mucho más de la habilidad que ha requerido tiempo en crear…y el hombre necesita crear, ser creado. Cuánta razón tenía y sigue teniendo Sampedro.


Creo que la Escuela Taller y Casas de Oficios (Formación y empleo para jóvenes de 16 a 24 años) proporciona la ilusión de dominar un material y facilita las posibilidades de creación. Ejemplos de creación les podría poner muchos, como por ejemplo el de Canet de Mar con un proyecto integral de Helicicultura, crianza en régimen de cautividad industrial y de manera intensiva de los caracoles terrestres. Este proyecto fue realizado por jóvenes de una Casa de Oficios de aquella localidad, en 1989, para montar empresas relacionadas con el sector, que siguen en marcha actualmente. También les podría contar la experiencia de una escuela taller en pleno centro de Barcelona, donde se formaron  jóvenes desempleados del Distrito I en oficios de restauración con el propósito de crear grupos de trabajo en un marco de compromiso y solidaridad con el entorno social. Estos jóvenes participaron activamente en la rehabilitación del patrimonio artístico-histórico y de viviendas de grupos sociales desprotegidos. 
La Escuela Taller, en opinión de José Luis Sampedro, tiene un valor añadido frente a otro tipo de programas. Añadía que la Escuela Taller “reúne a unos jóvenes que si no acuden a ella están en sitios malsanos, arriesgados”.  Como decía uno de los fundadores de este programa, José María Pérez (Peridis): “hasta una ruina puede ser una esperanza” y si no que se lo digan a los miles de jóvenes no solo de España sino de América latina  abandonados en su mayoría por el sistema educativo, que hacían de la calle su proyecto, y que han aprendido otras formas de relacionarse entre sí y de vivir sin marginalidad; han aprendido mientras producían, han realizado obras para uso colectivo con interés social, algunos han vuelto al sistema educativo para completar su formación básica, y otros se han insertado en el mundo laboral (Maravillas Rojo).

Son muchas las iniciativas que se han llevado a cabo desde las Escuelas Taller. Veintiséis años después de la entrevista a Sampedro sus palabras siguen teniendo vigencia; sin embargo, en la Comunidad Valenciana desde 2011 no se ha aprobado ninguna Escuela Taller, como muchas otras comunidades autónomas. Tal vez, como decía Sampedro porque a esos jóvenes se le da el pez en vez de enseñarles a pescar. Crear es uno de los baluartes de las Escuelas Taller. 

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