“A río revuelto, ganancia de pescadores” es un refrán popular que describe aquellas personas que suelen sacar provecho de
las situaciones de caos o desorden y viene como anillo al dedo para comentar
algunos acontecimientos.
Mientras se discute sobre el proceso
independentista catalán, los masters y las tesis doctorales de nuestros políticos,
¿por qué no se habla de otras cuestiones más importantes, como por ejemplo: el
precio de un máster y quién puede pagárselo; o el endeudamiento de muchas
familias para que sus hijos sigan estudiando en la Universidad; o quién gana
dinero con el negocio creado en torno a la Educación en nuestro país?
España tiene la tasa de paro más alta de los países
de la Unión Europea y nadie habla de esto. Cataluña es la tercera comunidad
autónoma con más paro, según los últimos datos publicados por el SEPE y nadie habla
de este hecho. Según los datos de la EPA (marzo 2018) la tasa de paro de
personas menores de 25 años en España se situó en el 36,3% frente al 6,6% de
Alemania (tasa de paro juvenil más baja) y frente a la tasa europea situada en
el 16,8%...... Sin embargo casi nadie habla del desempleo juvenil español.
Tampoco se habla del colectivo de personas que,
a pesar de estar trabajando, está en riesgo de pobreza y exclusión social
actualmente (30%). Ni tampoco se menciona que entre los jóvenes (16-29 años) se
ha registrado “un extraordinario incremento cifrado en 11,5 puntos
porcentuales, hasta llegar al 29,6% de personas en riesgo de pobreza” (Informe European Anti Poverty Network).
Tan solo se habla tímidamente, y a principios
de cada mes, de los datos del paro a través del Ministerio de Trabajo, para
decirnos en rueda de prensa más de lo mismo y sino comparen sus intervenciones.
Hasta los sindicatos repiten los mismos argumentos (situación coyuntural,
estacional, etc.).
Tenemos un batiburrillo entre el traslado del
generalísimo y el procés independentista pasando
por los curriculum vitae de nuestros altos cargos del gobierno; así como los
tira y afloja del adelanto o no de las elecciones, de la petición de dimisiones
a diestro y siniestro. Un río revuelto donde tiene más protagonismo el insulto
frente al argumento. Decía Schopenhauer (s.XIX): argumentum ad personam, es decir: “cuando se advierte que el adversario es
superior y que uno no conseguirá llevar razón, personalícese, sea ofensivo, grosero”.
Ese río revuelto síntoma de una ardua
aplicación de técnicas de manipulación, como diría el filósofo Noam Chomsky, no
hace más que avivar a espabilados que con un lenguaje agresivo sacan pecho
patriótico para escalar puestos de cara a las próximas elecciones. Me refiero,
entre otros, por ejemplo a partidos de ultraderecha de nuestro país de todos
conocidos.
Por último, como decía el filósofo griego Séneca
“no tenemos poco tiempo, sino que perdemos mucho”; idea totalmente aplicable a
nuestro momento.
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