El 15 de febrero de 2012,
hace poco más de diez años, publicaba en este mismo medio un artículo que se
titulaba Mantener al público en la
ignorancia y la mediocridad. En este artículo mencionaba al lingüista y
filósofo Noam Chomsky y a su lista de las 10 estrategias de
Manipulación Mediática y, en particular, a la estrategia sobre la
ignorancia y la mediocridad.
Después de darle vueltas
a los últimos resultados electorales de las municipales y autonómicas, recurro
a este artículo para volver a hacer hincapié en alguna de las ideas propuestas.
Hoy, no va a ser un artículo en clave de “soy de izquierdas o soy de derechas” porque
me interesa resaltar el por qué suceden los hechos y que cada cual bregue con
lo suyo. Es un artículo dirigido al ciudadano con toda la humildad del mundo
para que analice y piense lo que le dé la real gana, comparta o no mis
pensamientos.
Como sostenía Baltasar
Gracián (ilustre pensador del S. XVII), “un hombre sin conocimientos es un
mundo a oscuras” (El Arte de la Prudencia), es decir, un hombre o una
mujer. En pleno siglo XXI, este pensador sigue teniendo toda la razón del
mundo. En la actualidad, la humanidad tiene acceso a mucha información, más que
nunca desde que existe. Pero, más que nunca, esta información se presta a la
manipulación tanto en cantidad como en calidad y sofisticación. Por una parte,
tenemos más información, pero por otra, hay más manipulación, así que hemos de
hacer pausas para pensar y analizar. Por ejemplo, ¿Cuántos de vosotros y de
vosotras habéis leído los programas de los partidos políticos de las pasadas
elecciones? Tal vez una lectura de los programas de al menos 3 o 4 partidos, es
decir, de quince a veinte minutos, habría sido suficiente para enterarse de sus
proyectos para la ciudadanía.
Según M.ª Ángeles Quesada
en su libro La virtud de Pensar (2022), “es más difícil pararse a
pensar”. Seguro que compartimos estas palabras. ¿Cuánto tiempo tenemos para
pensar si no paramos en todo el día? Es una buena pregunta. Pero hay que tener
en cuenta que pensar es una facultad que “nos permite procesar, ordenar y
valorar la información que nos llega” (Quesada). En todo momento nos llega
información así que pensar es como respirar. Pero ¿sabemos el origen o la
fuente de la información que nos llega? Esta es la cuestión. No debemos olvidar
las palabras de Descartes: Cogito ergo sum (Pienso, luego existo), es
decir, la importancia de pensar para no ser manipulados. De lo contrario, el no
pensar, el no reflexionar, nos deja en manos de los manipuladores, quienes,
según Chomsky, solo persiguen “mantener al público en la ignorancia y la
mediocridad”. ¿Qué pretenden los manipuladores? Que el ciudadano cuánto más
ignorante sea, mejor que mejor, cuánto menos se entere de lo que está
ocurriendo, mejor para quienes manipulan las finanzas y utilizan el poder
político para enriquecerse, ellos y los suyos. A este respecto, Jon Lancherter
(2011) afirmaba que “los bancos fueron una increíble fuente de ganancia porque
incurrían en apuestas mayores, más arriesgadas, metiendo más dinero sobre la
ruleta”. Esto ocurrió durante la crisis financiera que estalló en 2008 tras
el derrumbe de las hipotecas subprime. ¿Recuerdan esta crisis?
Nadie se fiaba de nadie, porque nadie es de fiar.
Mantener la ignorancia y la mediocridad es el mantra de la manipulación
mediática. Cuánto menos sepa el ciudadano, mejor.
Pero hay todavía más. Noam Chomsky advierte que a través de la Educación se puede manipular malvadamente a las clases sociales más bajas. Considera que la educación que se da a las clases sociales inferiores es pobre y mediocre, de tal manera que “la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposible de alcanzar para las clases inferiores”. Qué mejor manera para llevar a cabo las malévolas estrategias que ir quitando protagonismo a lo público a favor de lo privado. El que quiera estudiar, el que quiera formarse…. que se lo pague. La política neoconservadora es arrolladora y mezquina porque beneficia a una clase determinada. En la Sanidad ocurrirá otro tanto, si se deja de invertir en el sistema sanitario público. Debemos plantearnos si queremos una educación pública o privada, si queremos una salud pública o privada.
La mediocridad
Por último, quería
insistir sobre la estrategia de la manipulación que, según Chomsky, trata de
estimular al público a ser complaciente con la mediocridad, es decir, está de
moda ser mediocre, vulgar, estúpido e inculto. ¿Cuántas veces se han sentado
delante del televisor, la tableta o el móvil y han pensado que lo que ven no
tiene sentido alguno? ¿Cuántas veces? ¿Y cuántas veces han apagado el televisor
o el móvil y se han puesto a leer? De
tanto insistir a través de los medios se llega a pensar que ser mediocre es
normal; que ser inculto y vulgar es totalmente normal; que pasar de todo lo que
te rodea y acontece, es normal; que pasar de la política y de los políticos es
normal. Todo es mediocre, por tanto, si soy mediocre eso es normal también.
Mayor Zaragoza,
exdirector general de la Unesco y presidente de la Fundación Cultural de la
Paz, explicaba en un artículo publicado recientemente en El País que “lo más
peligroso de la inacción es que se extiende la impresión de que las cosas son
como son, de forma inexorable, como el propio destino. Y se reduce y atenúa la
facultad creadora distintiva de la especie humana”.
No debemos dejar que nos
manipulen y nos anulen. Debemos tomar las riendas de nuestras vidas y de
nuestras decisiones leyendo, debatiendo y contrastando.
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