
La otra noche me dieron una grata noticia: las Escuelas Taller y su enseñanza de los oficios en Colombia han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad.
En
la pasada sesión del Comité Intergubernamental del Patrimonio Cultural Inmaterial
de la Unesco, celebrado en Bogotá, se aceptó y fue incluida en el registro de
Buenas Prácticas la propuesta colombiana Estrategia
de Salvaguardia de Oficios Tradicionales de Colombia. La estrategia tiene como base las
Escuelas-Taller que llevan funcionando en este país desde 1992 gracias al apoyo
de la Agencia de Cooperación
Internacional para el Desarrollo (AECID) con el objetivo de “recuperar el
patrimonio construido y generar oportunidades de desarrollo para la población
joven.”
Como
manifestaba en rueda de prensa la Ministra de Cultura de Colombia, Carmen Inés
Vázquez: “Las escuelas taller de Colombia son un referente para las escuelas
taller en América latina y el mundo por sus componentes de innovación enfocada a la sostenibilidad y porque dan cuenta de la
diversidad de manifestaciones culturales y de oficios a través de su programa
de formación.”
La
ministra Vázquez indicó que el Marco
Nacional de Cualificaciones,
liderado por el Ministerio de Educación Nacional en Colombia, “se ha convertido
para el patrimonio en un instrumento que aporta a la valoración de los maestros
sus saberes y experiencia así como al aprendizaje transmitido de generación en
generación a través del ejemplo y la práctica.”
En
los 27 años de funcionamiento de las Escuelas Taller en Colombia se han graduado más de 24.000 jóvenes en diversos oficios:
cocina-gastronomía, Luthería (instrumentos musicales) construcción,
carpintería, acabados-pintura, jardinería-reforestación, orfebrería, recuperación de espacios y medio ambiente.
En la actualidad, este país cuenta con 10 escuelas taller repartidas entre la
capital Bogotá, Cartagena de Indias, Barichara, Boyacá, Buenaventura, Cali,
Santa Cruz de Mompox, Popayán, Quibdó y Tumaco.
Los
jóvenes que participan en las Escuelas-Taller de Colombia se encuentran en
situación de vulnerabilidad, muchos de ellos víctimas de la violencia, otros
“en situación de desempleo, por ello se ha llamado al Programa Escuelas Taller
de Colombia Herramientas de Paz” (AECID 2018). La inserción laboral es muy alta
puesto que el 73% de los jóvenes participantes trabajan una vez finalizado su periodo
de formación.
Las
Escuelas-Taller se pusieron en marcha en España en 1985 extendiéndose por toda
la geografía española. Miles de jóvenes se formaron en oficios alcanzándose
cotas muy elevadas de inserción laboral, por encima del setenta por ciento e
incluso ochenta en algunas comunidades autónomas. A partir de 1999, con las
trasferencias de políticas activas a las Comunidades Autónomas, algunas
comunidades mantuvieron el programa con recortes en la duración; y otras
optaron por otro tipo de programas e incluso algunas le modificaron el nombre
manteniendo el sistema de aprendizaje dual.
La
marca Escuelas-Taller está relacionada entre otras con la formación y el empleo
de los jóvenes, la utilidad social, la diversidad, la adaptabilidad y la
innovación. Con el tiempo se ha demostrado que no solo se formaba en las Escuelas-Taller
a jóvenes para la construcción (los empresarios la siguen demandando
actualmente), sino en muchas especialidades que hoy en día podemos encontrar
dentro del Catálogo Nacional de las Cualificaciones Profesionales (CNCP) en el
ámbito de la administración laboral.
Tenemos que alegrarnos de que un programa
español de formación y empleo para jóvenes forme parte del Patrimonio Cultural
de la Humanidad de la Unesco.
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