Hay que poner
nombre a las cosas o llamar a las cosas por su nombre, lo contrario es la
inexistencia, el olvido; lo que no se ve, no existe. Por ejemplo, no se habla
de la aporofobia que es, según el Diccionario de la lengua española: “odio,
repugnancia u hostilidad ante el pobre, el sin recursos, el desamparado”. Como
indica Adela Cortina, catedrática de Ética y Filosofía, en su último libro, Aporofobía, el rechazo al pobre. Un desafío
para la democracia: “resulta urgente poner nombre al rechazo al pobre, al
desamparado, porque esa actitud tiene una fuerza en la vida social que es aún
mayor precisamente porque actúa desde el anonimato”.
Señala Cortina
que el rechazo y el miedo al pobre no hace más que degradar “a quien lo
práctica y es un atentado cotidiano contra la dignidad de personas concretas,
con nombres y apellidos”. De hecho, esta práctica se relaciona con el “discurso
del odio”. En palabras de Cortina, y contra este discurso del odio, propone que
“quien respeta a otros difícilmente pronunciará discursos intolerantes que
pueda dañarles”.
Según la
metodología AROPE (at risk of poverty or
social exclusion), que tiene en cuenta tres variables: (a) la población en
riesgo de pobreza (calculado con el método Eurostat), (b) la situación laboral
de los hogares y (c) los índices de carencia material severa, el 28,6% de los ciudadanos españoles está
en situación de riesgo de pobreza o de exclusión social. De este porcentaje, el
12,5 % de los trabajadores españoles
se encuentra igualmente en riesgo de pobreza o exclusión social a pesar de
percibir un salario (Último informe de la OIT. Perspectivas sociales y de
empleo en el mundo 2016). Si además comparamos estos datos con el resto de los
países de la UE, la cifra de ocupados en riesgo de pobreza en España es tres
puntos superior a la media europea. Pero... más alarmante todavía es que la
tasa de riesgo de pobreza en España de los menores
de 24 años, según los últimos datos del INE recogidos por la OIT, sube por encima del 30 %. Ante esta situación... ¿Hay que hablar de la
aporofobia o no?
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